¿Por ejemplo?
Si sobreestimas la demanda, te quedas con stock que no se va a vender y a la larga eso es pérdida; y si subestimas la demanda, dejas de hacer negocios, y eso también es pérdida.
Si sobreestimas las provisiones, dejas inmovilizados recursos valiosos. Y si subestimas las provisiones, puedes caer en falta de liquidez para cubrir ciertos compromisos.
Imagina qué consecuencias tendría si por error sobreestimas la capacidad planificada a instalar en una fábrica, la planta de trabajadores a contratar, la cantidad de materias primas a almacenar, la cantidad de asistentes a una capacitación, o una cuenta de gastos. Ahora, considera las consecuencias de subestimar esas cifras. ¿Cuánta plata ha perdido tu negocio por culpa de malas estimaciones?